Narrar la realidad: el arte entre el periodismo y la literatura
Durante el 13° encuentro de programas acreditados por CLAEP, Jorge Fernández Díaz, periodista y escritor argentino, reflexionó sobre el arte de contar historias reales con herramientas de la ficción.
El periodismo y la literatura comparten una zona fronteriza. El límite entre ambas disciplinas no es del todo nítido. Muchos de los grandes escritores empezaron haciendo periodismo. Y muchos periodistas escriben cada crónica como si fuese una novela. El cruce entre ambas prácticas convierte al periodismo en un arte que informa y conmueve.
Jorge Fernández Díaz, escritor y periodista argentino, habló sobre los puntos de conexión y las diferencias entre el periodismo y la literatura durante el 13° encuentro de programas acreditados por CLAEP.
A los 12 años, mientras leía una colección de Arthur Conan Doyle descubrió que quería ser escritor. “Yo quiero hacerle a los demás lo que este señor me está haciendo a mi, que es darme un mundo, encantarme y llenarme de misterio”, pensó Fernández Díaz. Años más tarde encontró que lo más parecido a ser escritor, era ser periodista.
Comenzó trabajando como periodista independiente en revistas y luego se desempeñó como redactor especial y cronista policial en el diario La Razón de Buenos Aires. “Vivía la ilusión de ser una especie de detective del periodismo, todo era una gran aventura, yo me sentía dentro de una novela”, contó el escritor.
“A lo largo del siglo XX, las redacciones estuvieron llenas de periodistas que querían ser novelistas. Muchas veces el periodismo mata la literatura, pero en otras ocasiones no, la fecunda”, sostuvo Fernández Díaz y ejemplificó con los casos de grandes periodistas y escritores argentinos: Roberto Art, Tomás Eloy Martínez y Rodolfo Walsh, quienes desarrollaron su literatura mientras hacían periodismo.

El escritor aseguró que los periodistas siempre tienen una segunda vocación, existe una aparente y una escondida. Ningún periodista es solo un periodista. Para conocerlos, hay que saber cuál es su vocación escondida. “Para algunos de nosotros era muy claro que además de ser periodista queríamos ser escritores. Entonces, el periodismo lo veíamos no solo como una forma del oficio cartesiano, sino como una forma de arte”, explicó.
A los 24 años, se dio cuenta de que en el diario investigaban muchos temas que no se podían contar, había cosas que se sabían, pero que no se podían publicar porque no se podían probar. Entonces le propuso al secretario general de redacción contar, con las armas de la ficción, aquellas historias que no podían narrar como periodistas. Los personajes serían ficticios, pero los hechos reflejarían la realidad.
Ese fue el punto de partida de una carrera en la que Jorge Fernández Díaz comenzó a entrelazar el periodismo con la literatura. A partir de allí, desarrolló distintos proyectos en los que combinó ambas prácticas: escribió historias de héroes cotidianos y también relatos de amor, siempre basado en hechos reales pero con herramientas narrativas propias de la ficción.
“A medida que avanzaron los años para mí fue muy conflictivo en un momento dado llevar la carrera literaria y la carrera periodística al mismo tiempo, porque yo era bígamo, tenía como dos mujeres, dos casas, dos familias y las dos me requerían tiempo, energía. Era un lío gigantesco”, comentó el escritor.

Fernández Díaz recordó que las grandes historias no siempre están en los grandes nombres ni en los cargos importantes. Muchas veces están al lado nuestro, en personas comunes que nos rodean y que pasan desapercibidas. Para él, el periodismo puede ir más allá de la crónica convencional: puede convertirse en una forma de arte. Él aplicó lo que sabía de la novela y del cuento a los relatos verídicos.
“La vida es una góndola inmensa de historias a nuestra disposición. El asunto es saber elegirlas y hacerlas. Yo les sugiero algunos trucos, simplemente, tomarse esto como un juego, como el juego más serio del mundo, pero como un juego. Que esto nunca deje de ser un juego apasionante, que sea divertido, que en el fondo te dé la sensación de que lo harías aunque no te pagaran nada. Esa es la clave de la felicidad en este oficio”, concluyó el periodista.
La experiencia de Jorge Fernández Díaz revela que el periodismo y la literatura no solo se rozan: se retroalimentan, se confunden y, a veces, se funden. El rigor de los hechos se encuentra con la imaginación y aparece una forma de narrar que emociona sin dejar de informar.